Poco a poco estas alegres cotorras procedentes de Australia, también llamadas carolinas, se están colando en miles hogares de todo el mundo. Los amantes de los animales domésticos se decantan cada vez más por estas aves, no sólo por el toque exótico que aportan a sus casas, sino porque son animales muy resistentes y agradecidos. Su buen comportamiento, el bonito color de su plumaje y su capacidad de adaptación son algunas de las virtudes de estas pequeñas y simpáticas aves.
Las Nymphicus Hollandicus -nombre científico de esta especie- son aves muy cariñosas, equilibradas y poco ruidosas. También son fáciles de encontrar en las tiendas de animales y no son muy caras. Generalmente viven en pareja o en colonias, por eso es muy común aparearlas, para poder disfrutar con el nacimiento de las crías y su desarrollo. En definitiva, son aves muy bellas y fáciles de criar.
Existen muchas variedades de diferentes colores: salmón, blancas, verdes, grises, amarillas o perladas. En su estado natural, son grises con rayas blancas, cresta de plumas amarillas y las mejillas rosadas. En cautiverio podemos encontrar ejemplares perlados, blancos, grises y lutinos. Además, las ninfas tienen una sorprendente capacidad de imitación y son muy longevas.
Dimorfismo sexual: machos y hembras
Para los profanos en la materia, reconocer el sexo de la mayoría de las aves es una tarea bastante difícil. En muchos casos, es necesario recurrir a un veterinario para saberlo. En el caso de las ninfas, muchos atribuyen al distinto plumaje el modo de saber si el ave es macho o hembra. De sexo masculino serían las ninfas de colores fuertesy, de sexo femenino, los pájaros con tonos menos luminosos.
Una de las ventajas de la cría de estas aves es que poseen dimorfismo sexual: es decir, que se puede distinguir bien entre machos y hembras. Algunos especialistas creen que lo mejor es tocar la zona baja del vientre, con mucho cuidado, ya que el ave nos puede picar. Dando la vuelta a la ninfa, tendremos que encontrar dos huesos que parecen puntas. Si se abren al apretar con un dedo, estaremos ante una ninfa de sexo femenino. Si no se abriese estaríamos ante una carolina macho, o bien, una hembra inmadura.
Otros métodos menos agresivos con el animal señalan que los machos suelen tener tonos grises más oscuros y la mancha naranja que tienen en la cara es de un color más intenso. También la proporción de amarillo de la cresta suele ser mayor en los machos que en las hembras y, en las ninfas de sexo masculino, el anverso de la cola es de color negro, mientras que las hembras tienen líneas grises y amarillas. Otro dato: los machos empiezan a cantar a los tres meses.
Alimentación y cuidados
Las ninfas, al ser aves granívoras, no requieren una alimentación muy especial. El alpiste, la avena o el mijo constituyen la base de sus necesidades. Una vez a la semana podemos darle maravilla, pero no debemos excedernos, ya que estas semillas tienen mucha grasa. Añadiremos algunas frutas, como la manzana, y verduras, como la lechuga o la acelga, para completar su dieta. Cuando vaya a criar, podemos completar sus aportes de calcio con huevo duro -con cáscara molida incluida-. El agua debe cambiarse a diario: debe ser fresca y estar a temperatura ambiente.
Las ninfas, al ser aves granívoras, no requieren una alimentación muy especial. El alpiste, la avena o el mijo constituyen la base de sus necesidades. Una vez a la semana podemos darle maravilla, pero no debemos excedernos, ya que estas semillas tienen mucha grasa. Añadiremos algunas frutas, como la manzana, y verduras, como la lechuga o la acelga, para completar su dieta. Cuando vaya a criar, podemos completar sus aportes de calcio con huevo duro -con cáscara molida incluida-. El agua debe cambiarse a diario: debe ser fresca y estar a temperatura ambiente.
Una vez a la semana procederemos a limpiar la jaula porque las heces de las aves pueden ser nocivas para ellas, por eso deberemos retirarlas de la jaula y limpiar los restos de las barras. También eliminaremos la fruta o vegetales que se hayan pasado y sus desperdicios. Deberemos vigilar que coman, que estén activas y que sus excreciones no sean anómalas. Acudiremos al veterinario cada vez que veamos algún signo que nos haga pensar que nuestra ninfa está enferma.
También evitaremos tener muchos ejemplares en jaulas pequeñas, ya que el hacinamiento puede provocar peleas y enfermedades. Para criar un solo pájaro, o una pareja, la jaula será de un metro por un metro, con dos barras para saltar, aletear y posarse. Si tenemos varias ninfas, una jaula de metro y medio de alto, dos de largo y uno y medio de ancho puede ser suficiente para seis ejemplares.
Información obtenida en: http://mascotas.facilisimo.com/
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